La guitarra española, más que un instrumento musical de raíces europeas o árabes, debe considerarse un instrumento que nace como consecuencia del contacto de las culturas hispano-cristiana e hispano-musulmana en la
Edad Media.
En los reinos cristianos, de
España y
Europa, existía un instrumento conocido como guitarra con cuatro pares de cuerdas, de forma redondeada y caja abombada, parecido a la
vihuela. Y en los reinos musulmanes de España la guitarra
o
guitarra morisca, de tres pares de cuerdas, que pueden ser considerados precedentes directos de la guitarra española.
El prototipo de lo que hoy es la guitarra española, tal como la conocemos ahora, apareció en el
siglo XIV. El instrumento era utilizado en España por el pueblo para acompañar canciones y bailes populares. Mientras la
vihuela se convertía en el instrumento de cuerda preferido por los músicos cortesanos, a diferencia de las cortes europeas donde se imponía el
laúd.
La
vihuela, que tenía seis pares de cuerdas, y no se diferenciaba demasiado de la guitarra, contribuyó posteriormente a su desarrollo en España, enriqueciendo su técnica y elevando la categoría de sus composiciones.
El hecho fundamental para que la guitarra progresara musicalmente fue la incorporación de una quinta cuerda en el siglo XVI. Durante mucho tiempo se ha atribuido su implantación al poeta
andaluz Vicente Espinel, amigo de
Miguel de Cervantes y gran aficionado y estudioso del instrumento.
Las guitarras de cuatro y cinco órdenes convivieron durante gran parte del
siglo XVI. Y, vihuelistas como
Mudarra y
Fuenllana compusieron obras para ambas guitarras.
Incluso en la actualidad sobreviven pequeñas guitarras de cuatro cuerdas como el
requinto aragonés o el
guitarro de
Castilla-la Mancha
Finalmente la guitarra de 5 órdenes se impuso como modelo en toda Europa gracias a la obra “Guitarra española de cinco órdenes, la cual enseña de templar y tañer rasgado” publicada en 1596 por el catalán
Joan Carles Amat (1572/1642) que obtuvo un éxito extraordinario en toda Europa y generalizó su denominación.
El apogeo de la vihuela en la música instrumental española fue tan intenso como fugaz. Desde finales del siglo XVI, cuando la cultura
renacentista da paso al
Barroco la selecta
vihuela fue sustituida en los salones por la popular
guitarra en apenas dos décadas.
Durante el
siglo XVII la nueva guitarra española se convierte en un instrumento habitual en los círculos musicales de toda Europa. Y será a partir de entonces cuando comienza a progresar realmente.
A principio las composiciones estaban vinculadas a las danzas y al uso rítmico del instrumento pero las técnicas heredadas de la vihuela, sobre todo el uso del punteado favorece la aparición de obras más complejas y produce su explosión artística.
La obra más brillante del
barroco español fue la de
Gaspar Sanz (1640/1710), titulada
Instrucción de música sobre la guitarra española que significó la introducción de la guitarra en los ambientes cultos.
Pero aunque en España existían grandes artistas del instrumento como
Luis de Briceño,
Lucas Ruiz de Ribayaz y
Francisco Guerau la mayor actividad guitarrística en el
siglo XVII tuvo lugar en países como
Francia donde era el instrumento favorito de
Luis XIV con compositores como
Jean-Baptiste Lully (1632/1687) y sobre todo en Italia con figuras como
Francesco Corbetta (1615/1685) considerado el mejor guitarrista de la época.
A pesar de ello, la guitarra seguirá sin ser aceptada en la música de cámara, donde el
clave y los
violines imponían su dominio, ni en la religiosa.
En el
siglo XVIII, tras la brillantez del periodo
barroco, si bien musicalmente no se da ningún progreso musical, sí se producen una serie de transformaciones físicas en el instrumento que mejoran sus condiciones técnicas y sonoras, adquiriendo muchas de las características básicas de la guitarra actual.
Se añade la sexta cuerda, se sustituyen los órdenes dobles por simples, aumenta el tamaño del instrumento mientras disminuye las escotaduras de la caja. Se implanta el
clavijero metálico y se extienden los
trastes hasta la boca de la
guitarra.
Estas innovaciones no se produjeron al mismo tiempo sino que fueron difundiéndose a medida que transcurría el
siglo XVIII. Incluso hasta principios del
siglo XIX.
Las crecientes posibilidades musicales, así como la mayor consideración de la guitarra española, hizo que a finales de siglo, se empezara a utilizar en la
música de cámara donde destacaron dos intérpretes el francés
Charles Doisy y el español
Fernando Ferandiere.
Junto a esos virtuosos, destacan dos compositores italianos afincados en España:
Luigi Boccherini y
Federico Moretti. Así como el español
Fray Miguel García, conocido como el
Padre Basilio cuyo magisterio musical influyó en muchos de los grandes guitarristas españoles de principios del siglo siguiente.