viernes, 25 de abril de 2014

LOS OIDOS

En comparación con otras partes del cuerpo, tus oídos-orejas no te piden gran cosa. No hace falta que te las cepilles como haces con los dientes o que te las cortes como haces con las uñas de los pies. Lo único que necesitan tus orejas es que te las laves regularmente, o sea que no te olvides de frotártelas al igual que el resto del cuerpo con agua y jabón cuando te duches o te bañes.

La verdad sobre la cera de los oídos

Tal vez te hayas preguntado alguna vez por qué tenemos cera en los oídos y si debes hacer algo para eliminarla. De hecho, por muy asquerosa que te pueda parecer, la cera tiene una razón de ser. El conducto auditivo fabrica esta sustancia pegajosa para proteger el oído. Una vez fabricada, la cera se desplaza lentamente hacia la parte más externa del oído. Entonces, o cae al exterior o bien se elimina mediante la higiene diaria. Si quieres, te puedes limpiar suavemente la parte más externa del oído, denominada pabellón auditivo externo, con una manopla.
Probablemente habrás oído que no es bueno meterse nada dentro de los oídos, y es absolutamente cierto, pues podrías hacerte daño. Ni siquiera es una buena idea utilizar bastoncillos de algodón. Al hacerlo, podrías empujar la cera hacia partes más internas del oído, adonde se podría adherir. Asimismo, el bastoncillo podría irritar el conducto auditivo e incluso provocarte una infección.
Y, por descontado, no te metas nunca nada puntiagudo o afilado dentro del oído, pues podrías hacerte sangre o alguna lesión grave. Si te parece que tienes demasiada suciedad o cera en el oído, pide a tu madre o a tu padre que te ayude a limpiártelo.

Mucho cuidado con los aros (piercings)

Los aros (piercings) pueden quedar bien en una oreja, pero es preciso tener mucho cuidado si no quieres que las cosas se pongan feas. Cuando te hagas un agujero nuevo en el lóbulo de la oreja, no te quites el pendiente hasta que el agujero haya cicatrizado por completo. Si no, se te podría cerrar.
También deberás adoptar las medidas necesarias para que no se te infecten los agujeros recién hechos. Lávate las manos cada vez que te toques las orejas. Si te pones un poco de alcohol en la zona afectada, también contribuirás a mantener los gérmenes a raya. Con la ayuda de un adulto, moja una bolita de algodón con un poco de alcohol y restriégatela por ambos lados del agujero (sin quitarte el pendiente). Luego gira varias veces el pendiente para asegurarte de que el alcohol llega a toda la superficie del mismo que está en contacto con el agujero.
Si te parece que se te puede haber infectado algún agujero (piercing), díselo a tu madre o a tu padre. Si se te infecta un lóbulo de la oreja, lo más probable es que éste se inflame, se ponga rojo y caliente y/o te duela, y también puede supurar un fluido denominado pus. Si te ocurre algo parecido, no esperes a que se te cure solo, pues la infección podría extenderse y hacer que te encuentres mal.

Consejos para los nadadores

A veces, el hecho de nadar puede contribuir a que un niño contraiga una infección conocida como otitis del nadador u otitis externa. Se trata de una infección que afecta al oído externo y que provoca inflamación y dolor. Ocurre cuando el agua permanece en el interior del conducto auditivo. Esto puede irritar la piel, facilitando la proliferación de bacterias que invaden el conducto auditivo y provocan una infección. Si crees que puedes tener oído de nadador, díselo a tu madre o tu padre para que llamen al médico. Unas gotas especiales pueden ayudarte a erradicar la infección.
Para prevenir la otitis del nadador, sécate bien las orejas después de nadar o de bañarte, y sacude la cabeza para eliminar el agua que te haya podido quedar dentro de los oídos. Asimismo, unas cuantas gotas de alcohol administradas dentro del oído con la ayuda de tus padres ayudarán a secar cualquier humedad que haya podido quedar. De modo que ya sabes: si te secas bien las orejas al acabar, ¡podrás seguir nadando sin parar!

Oídos, frío y calor

Ahora ya sabes como protegerte los oídos después del baño, pero, ¿y cuando hace mucho calor? Cuando el sol pegue fuerte, ponte un gorro o no te olvides de ponerte crema de protección solar en las orejas para evitar quemártelas. Y, cuando llegue el invierno, tápatelas bien con un gorro o con una cinta para la cabeza. ¿Por qué? Porque, cuando hace mucho frío, es fácil que se produzcan congelaciones y salgan sabañones en las orejas. ¡Brrrr!


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